La última reforma del Código Penal, en vigor desde el año pasado, ha introducido un delito tan viejo como el caminar pero reformulado para diferenciarlo del cohecho: la corrupción en los negocios. Mientras el cohecho incumbe a los sobornos a funcionarios, la corrupción en los negocios se refiere al soborno entre particulares, en el mundo de la empresa, para conseguir un beneficio contrario a la libre competencia.
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