La Ley Concursal de 2003, pese a sucesivas reformas, sigue sin funcionar. Su principal cometido, dar una segunda oportunidad a las empresas con problemas de insolvencia, no se cumple. Es, aseguran expertos juristas, demasiado rígida y muy proclive a favorecer a los acreedores por encima de la supervivencia de la compañía en concurso.
Powered by WPeMatico